Producción

EL SABER HACER DE BONOMELLI

Cuando la pasión se convierte en método

Gracias a la experiencia y a las habilidades desarrolladas a lo largo de más de cien años de historia, hoy, Bonomelli dispone de un conocimiento profundo que comienza con el producto principal, la manzanilla, y continúa a lo largo de cada etapa del proceso de producción.

La cadena de producción Bonomelli

El control de la cadena de producción y suministro empieza seleccionando las tierras más adecuadas para el cultivo y preparándolas cuidadosamente para su siembra. Luego vienen las etapas de recolección, secado, limpieza, mezcla y envasado. Todo el proceso es supervisado por los expertos de Bonomelli para ofrecer al consumidor un producto verificado, funcional y con un sabor único.

La tierra tiene muchas formas y tamaños

Los terrenos de cultivo se preparan para recibir las semillas de manzanilla siguiendo las indicaciones de los agrónomos de Bonomelli para todas las etapas (arado poco profundo, gradeo, fresado, nivelación y rastrillado). Luego, se someten a una serie de análisis, pruebas y controles que sirven para elaborar una ficha de identidad de cada campo con datos tan importantes como el historial de cultivos anteriores, la acidez, la densidad, la presencia de nutrientes y la permeabilidad al agua. Estas fichas de identidad son una herramienta muy útil para evaluar la idoneidad del terreno y el cumplimiento de los parámetros de calidad de Bonomelli. Pero esto no es todo. Para respetar la integridad organoléptica y funcional de las flores de manzanilla, todos los campos cultivados deben estar en un radio de 20/25 km de la planta de secado, para que la materia prima se pueda procesar en las 2 horas siguientes a la recolección

Las semillas Bonomelli

Con más de cien años de experiencia en su haber, los investigadores Bonomelli han identificado, por selección natural, una semilla de la que se obtiene una flor de manzanilla de variedad tetraploide, con cualidades organolépticas únicas. Este tipo de manzanilla se caracteriza por tener capítulos florales más grandes, por lo que son más ricos en aceites esenciales y ofrecen una bebida con un aroma intenso y un sabor inconfundible.

Tecnología para respetar el producto y el medio ambiente

Para proteger la flor de manzanilla, los ingenieros de Bonomelli han diseñado una maquinaria exclusiva protegida por el secreto industrial. Un ejemplo de ello son las «rastrilladoras», máquinas únicas que cosechan solo las flores enteras de manzanilla para proteger los capítulos florales ricos en aceites esenciales y que, además, no dañan las plantas y garantizan su desarrollo natural para que las flores que aún no están listas se puedan cosechar más adelante.

Para garantizar una cosecha suave y respetuosa, la rastrilladora avanza muy lentamente, a una velocidad máxima de 3 km por hora, recorriendo 3 hectáreas al día.

Secado suave

Las flores de manzanilla llegan a la planta de Foggia, donde se separan de todas las partes verdes extrañas, como el tallo y los restos de hojas. Esta es una etapa muy importante, porque las manzanillas Filtrofiore y tamizada Bonomelli se elaboran con todas las partes de la flor de la manzanilla, sin los demás elementos naturales de la planta.

Luego, la parte noble de la flor pasa a un horno de rodillos, único en su género, desarrollado especialmente por los ingenieros de Bonomelli. En el horno, las flores se secan gracias a un flujo de aire continuo, programado a una temperatura que elimina la parte líquida y mantiene intactas todas las características organolépticas y sensoriales.

La búsqueda de la calidad

La necesidad de disponer de flores de manzanilla durante todo el año hace que los herboristas de Bonomelli visiten continuamente los cultivos de sus socios, con los que se han establecido suministros exclusivos y programas de formación continua para obtener una materia prima siempre de altísima calidad y acorde con los parámetros de calidad de Bonomelli.

La receta Bonomelli

Una vez secas, las flores llegan a la planta de Dolzago, donde cada lote, identificado en función de su origen y tipo, se conserva en cámaras de atmósfera controlada.

Un equipo de expertos selecciona y analiza todos los suministros para comprobar que cumplan con las características organolépticas. El proceso continúa en el laboratorio de hierbas, donde los maestros mezcladores seleccionan, componen y definen la mezcla correcta para garantizar el inconfundible sabor tan apreciado por los consumidores, fruto del equilibrio entre notas dulces y florales y otras más amargas y funcionales.

El resultado en la bolsa de tè

El largo proceso termina en la fase de envasado, donde la mezcla está lista para ser introducida en las bolsitas. 

Todos los conocimientos adquiridos a lo largo de más de 100 años también se aplican a la producción de tisanas e infusiones, y se expresan, como para la manzanilla, en una cuidadosa selección de las mejores materias primas y en el desarrollo de productos que destacan por aunar sabor y funcionalidad.